La magia en la literatura fantástica


La magia no es un requisito indispensable en la literatura fantástica, y si este género existe es precisamente para trasgredir las normas que rigen el mundo real y transmutarlo en uno nuevo... 

Aún así, y a riesgo de contradecirme, a continuación os dejo siete recomendaciones que, en mi opinión, hacen de la magia un elemento más creíble e interesante, y que me han servido a la hora de crear las sagas de HeliópolisSegell:

1. La magia debe ser escasa

La magia siempre debe entenderse como una alteración del orden natural. Los mundos fantásticos en los que su uso es común y corriente corren en riesgo de devaluar su impacto, o de perder la magia como artefacto narrativo. Mientras más escasa sea la magia, mayor será su valor.

2. La magia debe ser cara

La magia debe ser costosa, y difícil de encontrar y de dominar. Debe "pasar factura" al adepto, ya sea requiriéndole un gran esfuerzo, agotando su maná o su bolsillo, causándole daño físico... Dicho de otro modo: la magia debe requerir una contraprestación equivalente a su capacidad de alterar la realidad.

3. Quien se esfuerce debe ser capaz de obrar magia

La idea de un "elegido", aparte de anticuada, va en detrimento de la capacidad del lector de identificarse con un personaje capaz mágico. Conviene darle a los personajes (heroicos o no) la capacidad de obrar magia con independencia de sus orígenes, de sus genes, de su herencia, etc. El lector lo agradecerá.

4. La magia debe tener reglas claras

Mientras más restringido esté el poder mágico por una serie de normas, resultará más creíble e interesante. La "magia sin límites" es terriblemente aburrida, pues hace que cualquier situación o problema resulte irrelevante. El lector debe poder adelantar el resultado de un hechizo antes de leerlo.

5. La magia debe de tener un componente sensorial

A fin de que el lector pueda imaginarse con mayor riqueza una intervención mágica, es importante que esta incluya elementos sensoriales. ¿Qué olor desprende el hechizo? ¿Cómo cambió la luz durante la invocación? ¿Qué sensación tuvo el protagonista? ¿Sintió electricidad estática? ¿Frío en los huesos?

6. La identificación del lector como adepto

Al menos uno de los "magos" debe representar al público objetivo de la obra en cuanto a edad, a fin de que el lector pueda sentirse identificado e invitado al usar la magia (durante la lectura, claro). No es necesario que el protagonista tenga poderes mágicos, pero sí que el lector encuentre su "avatar". 

7. La magia debe significar algo

¿Qué relación tiene la magia con el tema de la novela? Debe existir un vínculo entre ambas. Si la novela va sobre la identidad, la magia debe servir para desvelarla, conquistarla, construirla... Si el libro trata del valor de la palabra, las artes mágicas deben basarse en la escritura y la literatura. Etcétera. 

Y para acabar, una regla oculta...

X. Los hechizos prohibidos

La magia será más interesante mientras más tabús existan sobre su uso: todo lo que esté prohibido captará la atención del lector y encenderá su imaginación. Eso sí: conviene tener cuidado con la nigromancia, los viajes en el tiempo y otras "artes" que puedan dificultar enormemente la escritura...

¿Estás de acuerdo con mis recomendaciones? ¡Tanto mejor si no! ¿Cuáles romperías, añadirías o transfigurarías en otra cosa?

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